Dejame dormir en tus sueños
y despertarme en el amanecer de tu mirada,
que ella me enseñe la senda
y guie mis pasos hacia tu corazón.
Descansar en tu pecho
y poder, al fin, despedir tu ausencia
para retomar un pulso
maltrecho en una palabra de adios.
Acabar en el cielo eterno
rodeado por tus fragiles brazos
y que el viento susurre
un millon de palabras de amor.
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